Competencia y confiabilidad de los auditores de sistemas de gestión (Parte 2)

Historia de las normas de sistemas de gestión (Parte 3)

 

La norma ISO 9000 en México


Quisiera en este artículo comentar y documentar cómo conocimos en México las normas ISO 9000, ya que sucedieron varios hechos no comunes, de los cuales no he podido encontrar evidencia documental alguna de soporte, pero que estoy seguro que sucedieron, porque los viví.

Como la mayoría de mexicanos sabemos, somos una población con características muy particulares. Entre muchas buenas cualidades, está la que muchos de nosotros somos muy creativos y trabajadores, pero también tenemos nuestros defectos, comparativamente pocos pero costosos, como el que en general somos poco organizados en nuestras actividades diarias.  



Como se ha mencionado en entradas anteriores, México es miembro fundador de la Organización Internacional para la Normalización (ISO), esto es, desde 1947. La organización que oficialmente es miembro de ISO por parte de México es la  Dirección General de Normas (DGN) de la  Secretaría de Economía. Esto genera una circunstancia extraña, aunque no es el único país en el que esto se presenta, ya que la ISO es una organización no gubernamental y la representación que tenemos por parte de México es una entidad gubernamental. Esto era lógico en el período comprendido entre los años cuarentas hasta mediados de los noventas del siglo pasado, ya que no había organismos de normalización privados que tuvieran algún reconocimiento nacional. De hecho, la única organización legalmente reconocida para emitir normas de nivel nacional era la Dirección General de Normas (DGN). En la actualidad, México cuenta con diez organismos  normalizadores privados con reconocimiento nacional, pero hasta donde sé, ninguno de éstos ha solicitado sustituir a la DGN en esa representación. Bueno, de hecho, tengo entendido que sí ha habido quien ha solicitado esa sustitución, pero con la condición de que sea el gobierno federal de México quien siga pagando por dicha membresía, lo cual obviamente no ha sido aceptado por la Secretaría de Economía, simplemente porque no tiene sentido. Bien, esta membresía mexicana, por medio de la mencionada DGN, nos ha permitido recibir información periódica de los trabajos que han estado realizando los diversos comités de la ISO, las normas que esta organización ha emitido, 
y también nos ha permitido participar en reuniones internacionales de normalización de sus comités técnicos de normalización.

Curiosamente, allá por el año 1983 o 1984, la  ISO detectó que desde su fundación, 36 años atrás, México no le reportaba ventas de normas  internacionales ni de otras publicaciones de esta  organización, lo que generó que redujera de manera importante la información que era enviada a México por parte de ese organismo internacional, y que se efectuara una auditoría a la Dirección General de Normas, ya que dentro de la estructura de ventas de documentos publicados por la ISO, el miembro de cada país, en este caso la DGN, era el responsable de coordinar o efectuar las ventas de dichos documentos. Sin embargo, en esa auditoría se detectó que la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI), como se denominaba en ese entonces la ahora Secretaría de Economía, tenía un pequeño problema legal y reglamentario que no había sido advertido en relación a esa actividad de venta de normas y documentos de la ISO, que tan importante es para su financiamiento, y era que la SECOFI  (DGN)  tenía atribuciones legales para vender copias fotostáticas de documentos, pero no tenía atribuciones para vender normas ni demás documentos técnicos originales. Esa era la razón por la que en tantos años no había reportado ventas a la ISO. Si alguien requería de una norma  internacional, podía recurrir a la biblioteca de la DGN para buscar dicha norma y solicitar su compra, pero solamente le podían vender copias fotostáticas. Se habían vendido millones de copias fotostáticas de normas y documentos técnicos de la ISO, pero sin vender una sola norma o documento técnico originales.

Esta situación derivó en que la ISO sancionara a nuestro país por algunos años, lo que causó que durante el largo período de formulación y aprobación de las primeras normas de la familia ISO 9000, México no recibiera ese tipo de documentos, lo que provocó que no pudiéramos seguirles el paso ni a esos ni a muchos otros trabajos de normalización internacional durante la segunda mitad de la década de los ochentas. Esa fue la razón por la que México no tuvo participación en el desarrollo inicial de esas normas, y que nos llegara ya en su etapa de Proyecto de Norma Internacional, sin que estuviéramos preparados ante este nuevo aspecto de la  normalización, ni que lo estuvieran tampoco nuestros sectores productivos.

Como anécdota de cómo llegó la ISO 9000 a México, le comentaré que tuve el privilegio de asistir, en el año de 1986, a un curso de  "Normalización y Técnicas de Gestión" en el Instituto Sueco de Normas, por cierto muy enriquecedor. Durante ese curso, me tocó la oportunidad de asistir a varias visitas industriales y a diversas conferencias, en extremo interesantes para mí. 


Entre tantas actividades, asistí a una conferencia dictada por el Dr. Ulf Widengren, quien era en ese momento CEO y Presidente de Astra AB, la cual estaba considerada, en esos años, como la segunda empresa más importante de Suecia, y una de las farmacéuticas más importantes del mundo. Este directivo hizo una presentación impecable del programa corporativo de calidad de esa empresa, con una claridad, para mí, asombrosa. En ese tiempo, había yo leído prácticamente todo lo que habían escrito los llamados en ese entonces "gurús" de la calidad, Juran, Deming, Feigenbaum, Crosby, entre otros, y nunca había comprendido los conceptos de gestión de calidad tan claramente  como estaban siendo presentados por este directivo de la empresa farmacéutica Astra AB. 


En lo personal me sentí muy impresionado por esa mencionada presentación, por lo que al término de la misma me acerqué para esperar a que el Dr. Widengren bajara del escenario, para felicitarlo por su brillante conferencia y me sentí obligado a preguntarle sobre la fuente de la cual habían obtenido la información para desplegar de esa manera su programa de calidad. Con toda parsimonia e incredulidad, este doctor me preguntó: "¿Que no conoce usted las normas ISO 9000?
Con toda la pena le tuve que contestar que no conocía esas normas, y créame que si le comento que fue con toda la pena, era porque en ese momento trabajaba yo en la Dirección General de Normas y era responsable de coordinar los Grupos de Atención tanto de la ISO como de la Comisión del Codex Alimentarius, por lo que estaba yo enterado de todos los documentos de esos organismos que eran recibidos por nuestro país. Pero de la ISO 9000 no habíamos recibido ningún documento.

Así que una vez que le comenté que no conocía esas normas, este Dr. Widegren se disculpó con las demás personas que estaban ya formadas detrás de mí para saludarlo y felicitarlo, que eran más de veinte, y salió del auditorio en donde estábamos, para regresar varios minutos después con una copia del Proyecto de norma internacional ISO 9001, explicado que había recordado que traía ese documento en su automóvil, por lo que prefirió ir en ese momento por él para obsequiármelo, lo que agradecí encarecidamente, tanto por el propio documento, como por el gran detalle de ir a recogerlo a su auto. Ya quisiera ver a un  Presidente, CEO o Director General de alguna empresa o institución mexicana con esa sencillez e intención de ayudar a cualquier persona que le solicitara información.


Una vez que regresé de ese viaje, ya a mediados de octubre de ese año 1986, medio año antes de la publicación de las ISO 9000 como normas, entregué ese proyecto de norma en la Dirección General de Normas, al entonces Jefe del Departamento de Normalización al que le correspondería elaborar esa norma, que era el Ing. Roberto Salinas Díaz, en presencia de la entonces Jefa del Departamento de Normalización de la Industria Química, Q.F.B. Reyna Campuzano Lamadrid y de la Subdirectora de Normas, la QFB Lizete Gómez Serna, estimados compañeros de esa época, para coordinar una estrategia referente a estas normas.

Como esta norma tenía características diferentes a todas las que se habían elaborado hasta ese entonces, a la DGN le llevó más de un año conformar el entonces denominado Comité Consultivo Nacional de Normalización de Sistemas de Calidad (CONNSISCAL), que quedó integrado en abril de 1989, bajo la presidencia del Instituto Mexicano del Petróleo.  

Afortunadamente, estos primeros pasos ayudaron a que muchas personas en México enfocaran su atención en este tema. Como algunos lectores sabrán, las primeras normas certificables de gestión de calidad, publicadas por la  Organización Internacional para la Normalización (ISO), que en ese momento eran tres, identificadas por sus códigos como ISO 9001, ISO 9002 e ISO 9003, fueron emitidas en marzo de 1987. Las primeras normas mexicanas que trataron de ser equivalentes, y que originalmente fueron codificadas como NOM-CC-003, NOM-CC-004 y NOM-CC-005, se publicaron hasta 1990. Por cierto, a partir de la publicación de la  Ley Federal sobre Metrología y Normalización (LFMN), en julio de 1992, ese comité cambió su denominación a la de Comité Técnico de Normalización de Sistemas de Calidad (COTENSISCAL)que ahora está integrado al Instituto Mexicano de Normalización y Certificación, S. C

Dentro del aprendizaje que hemos tenido en México en relación a estos temas, fue que esas primeras normas mexicanas de sistemas de calidad fueron emitidas como equivalentes técnicamente a las normas internacionales, pero la ISO lo desmintió, ya que durante la elaboración de las normas mexicanas se hicieron algunos ajustes, principalmente por desconocimiento, que llevó a que hubiera diferencias técnicas relevante entre las normas mexicanas con las  internacionales, entre ellas hasta donde recuerdo, un requisito adicional. Fue por ello que se aprovechó la primera revisión de las normas ISO 9000, en 1994, para que México se integrara al  Comité Técnico 176 de la ISO, responsable de estas normas y tuviera alguna participación, en tanto se desarrollaban las normas mexicanas, que en esta ocasión si mantuvieron su equivalencia con las normas ISO y que fueron publicadas un año después, en mayo de 1995, por lo que se le solicitó a la ISO que respaldara ese nivel de equivalencia, el cual se ha mantenido hasta la fecha, en sus diferentes emisiones de normas de sistemas de gestión. A partir de las siguientes revisiones de las normas ISO 9000, en los años 2000, 2008 y 2015, ha habido una gran participación mexicana dentro del Comité Técnico 176 de la ISO y las normas mexicanas equivalentes se han desarrollado en paralelo y han sido publicadas casi simultáneamente con las internacionales.


Autor:    

Ernesto Palomares Hilton

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